Imágenes o grupo de imágenes que representan un suceso de la Pasión de Cristo (misterio) y que se sacan en procesión durante la Semana Santa. Nuestra cofradía procesiona dos pasos: La Coronación de Espinas y Cristo Coronado de Espinas

«LA CORONACION DE ESPINAS» (Francisco de Borja, 1903)

El Paso Titular es el elemento principal de la procesión. Refleja en imágenes un misterio o momento relevante de la Pasión, en nuestro caso es la Coronación de Espinas.

El 26 de Febrero de 1951 la Hermandad de la Sangre de Cristo, propietaria del paso, y los representantes de nuestra recien creada cofradía firmaron un documento por el que aquella nos cedía en usufructo el paso de la Coronación, «entendiendo que redundaría a mayor Gloria de Dios y mayor solemnidad del Santo Entierro, comprometiéndonos por nuestra parte a cuidarlo y acompañarlo«.

Sus imágenes fueron talladas en el taller del escultor valenciano Francisco Borja y sustituyó en 1903 al anterior, una obra del siglo XIX atribuida a Luis Muñoz. Cuatro son las figuras que lo componen. La escena central de la coronación cargada de una gran expresividad está compuesta por la imagen de Cristo (del propio Fco. Borja), maniatado y recibiendo la cruel burla y por el centurión que le corona. Destaca el rostro de Cristo, con la mirada dirigida al Padre, que transmite a quien lo contempla sentimientos de resignación y perdón más que de dolor, sensaciones acentuadas ante el rictus sádico y cruel del romano que le clava la corona ayudado de unas tenazas. El soldado con lanza que contempla la escena con gesto burlón y el sayón (verdugo judío) que increpa a Nuestro Señor son los personajes secundarios que completan la escena.

Desde la fundación nos hemos preocupado de conservarlo y embellecerlo en lo posible. Así, nada más recibirlo se le colocó a la carroza una nueva greca, muy modesta, y un año después se procedió a su restauración (en el taller de los Hermanos Albareda) y a la colocación de sus cuatro monumentales faroles de cristal, en los que aparecen representados el emblema de la Cofradía y diversas alegorías de la Pasión. En 1967, se sustituyó la greca por la actual mucho más rica, compuesta de adornos dorados sobre fondo en plata. Años más tarde se elevó la escena central para destacarla del resto de la obra.

Entre las diversas reformas que ha vivido, destaca la que hubo que realizar necesariamente en 1981, al sufrir graves desperfectos tras el derrumbe del local donde se guardaba junto a otros pasos (Garaje Solano, en el paseo de la Mina).

 

En 2011 fue sometido a una profunda restauración que finalizó en vísperas de la Semana Santa de 2012. Natalia de la Serna fue la encargada de los trabajos, que descubrieron la belleza de las tallas tal cual eran a principios del siglo XX tras retirar suciedad y barnices que oscurecían los colores, sobre todo de las encarnaduras.

Volviendo a la carroza, completan el paso sus faldas de terciopelo marrón con fleco morado y un hermoso adorno floral.  En  procesión es  empujada  por  una  docena  de  hermanos  

 

CRISTO CORONADO DE ESPINAS» (Manuel Guiral – Pedro Fuertes ,1781)

Historia de la imagen

La parroquia de San Felipe y Santiago el Menor ha acogido desde siempre una devoción especial por la advocación del Ecce-Homo. Fue por ello que, el 9 de Julio de 1780, uno de sus principales mecenas, el presbítero D. Baltasar del Garro, propuso al capítulo parroquial la construcción de una estatua del Stmo. Ecce-Homo, aprovechando la plata de un medio cuerpo de Santa Indulta (de estilo renacentista, S. XVI) que poseía la parroquia. En el libro de actas se recoge: «la nueva talla serviría en las funciones de la Iglesia en el altar y en peana para las procesiones».

La junta aprobó dicha propuesta y encargó al maestro platero Pedro Fuentes la elaboración de la obra, siguiendo el modelo que así mismo se solicitó al escultor Manuel Guiral. Según sigue detallando el acta de dicho capítulo, la talla estaría realizada en cobre o bronce para el cuerpo desnudo y plata para las vestiduras; debería tener una altura aproximada de 4 palmos, y un peso total de unas 400 onzas (1 onza = 28,7g. aprox.), 250 de cobre o bronce y 150 de plata; si bien el platero, dada la dificultad de la imagen solicitó sobrepasar notablemente este peso, cobrando como máximo 430 onzas y poner él mismo el resto en atención a la devoción del Cristo. Así mismo se fijó el precio de hechuras a 3 pesetas la onza y el resto de los costes de fabricación. Entre los compromisos, aparece, que la obra debería estar concluida para la Pascua de Resurrección del año 1781.


Volviendo a su autor material, Pedro Fuentes grabó su punzón en la parte trasera del manto; puede leerse claramente CESAE FVENTES (la clave “Cesae” era común a los plateros del gremio de Zaragoza). El busto se realizó, magníficamente según diversos entendidos, en bronce encarnado para la figura y plata para el manto que le cae desde el hombro izquierdo.

En la Cofradía

Esta hermosísima y particular imagen pues la única metálica de la Semana Santa de Zaragoza, se encontraba una tanto olvidada durante años en la sacristía de la Iglesia de San Felipe y en no muy buen estado de conservación. Dada la coincidencia de su advocación con la de nuestra Cofradía y de común acuerdo con el párroco, solicitamos su tenencia a las autoridades eclesiásticas. Ésta nos fue concedida en 1962, siendo Hno. Mayor D. Victorino Ormaz Lecumberri, por el Sr. Arzobispo D. Casimiro Morcillo. Recibida su custodia se procedió a su limpieza y restauración y pasó a recibir culto en nuestra Capilla del Palacio de Fuenclara.

En 1975, durante las Bodas de Plata de la Cofradía, excepcionalmente se celebró un Vía-Crucis en la tarde del Domingo de Ramos. En este acto la imagen recorrió las calles de la parroquia de San Felipe sobre una improvisada peana que era llevada a hombros por cofrades. Quizás fue el momento en que se hizo realidad el deseo expresado por su promotor. La imagen no vería la calle hasta diez años más tarde.

El 4 de Abril de 1985, Jueves Santo, saliendo de la Catedral del Salvador (La Seo), procesionó sobre su actual peana a hombros de doce cofrades. Esta vez lo haría de forma definitiva en el acto central de nuestra Semana Santa y desde entonces lo ha hecho ininterrumpidamente. Con el paso del tiempo la Peana se fue completada con su greca, sus faldas, faroles…, hasta conseguir un aspecto estético similar al del Paso Titular. Llegada la Pascua la imagen era devuelta a la Capilla de Fuenclara, donde era testigo de los actos litúrgicos que allí se celebraron hasta el cierre de nuestra sede fundacional en 2.000.

Actualmente la Cofradía mantiene su custodia, si bien recibe culto en la parroquia de San Felipe, concretamente en el primer altar de la nave lateral izquierda. La Cofradía instaló una urna de protección y se procedió a redecorar la hornacina que lo acoge. Acompañando a Cristo se encuentran nuestras cruces in memoriam.